Después del instituto, ingresé en la universidad y me mudé a una residencia estudiantil.
Recibía una beca, pero como no era suficiente para cubrir todos mis gastos, tuve que encontrar un trabajo a tiempo parcial.
Un día, recibí un gran paquete de mi madre y, al abrirlo, no pude contener las lágrimas 👇👇👇.
Nací en una ciudad pequeña y, desde mi infancia, soñaba con entrar en una gran universidad.
Estudiaba muy bien en la escuela para poder ingresar en cualquier universidad de nuestra región.
Trabajé duro durante dos veranos para obtener buenos resultados.
Como mi familia no tenía muchos recursos, trabajaba para poder pagar clases particulares.
Gracias a mis excelentes calificaciones, pude ser aceptada en dos universidades.
Una de ellas también me ofreció alojamiento en una residencia estudiantil.
Elegí esa universidad, y fue el comienzo de una nueva vida.
Al principio fue un poco difícil para mí, ya que mi beca era pequeña y solo me alcanzaba para la comida.
Encontré un trabajo para poder cubrir mis necesidades básicas.
Un día, recibí un paquete de mi madre.
Se había enterado de que no tenía botas nuevas y, como se acercaba el invierno, me compró un par.
Además, había incluido una pequeña barra de chocolate, mi favorita.
Cuando era niña, tenía una debilidad por ese chocolate, y al verlo no pude evitar llorar.